Olga Licea

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Hoy, nos reunimos en un dolor unificado y admiración compartida para celebrar la vida de una mujer amada, la Sra. Olga Licea Sánchez, quien ascendió a las puertas del Cielo el 21 de julio de 2023. Nacida el 15 de septiembre de 1973, en el animado corazón de la Ciudad de México, México, el viaje de la vida de Olga llegó a un final pacífico en Lufkin, Texas, después de una valiente batalla contra el cáncer.

Olga fue un faro de amor y fe, una mujer fuerte cuyo espíritu era tan vibrante como los jardines que amaba cuidar. Su vida fue un testimonio de las virtudes del amor, la fe y la consideración. Las semillas de su bondad, al igual que las semillas de su jardín, florecieron y se esparcieron, tocando las vidas de todos los que la conocían.

Fue una esposa dedicada a su amado esposo, Alejandro Aguilar, y una madre amorosa para sus hijos, Alejandra, Irvin, Alex y Alexis. Su familia era su orgullo y alegría, su santuario de amor y calidez. Los nutrió con la misma ternura con que cultivó su jardín, inculcándoles sus valores de amor, fe y consideración.

Olga era una madre que se quedaba en casa y apoyaba a su esposo en su trabajo, un papel que asumió con alegría y gracia. Encontró satisfacción en criar a sus hijos, guiándolos a través de los altibajos de la vida con paciencia y amor. Su hogar era un refugio de calidez y amor, un testimonio de su naturaleza solidaria y su espíritu protector.

Fiel sierva del Señor, Olga era miembro activo de su Iglesia. Su fe fue la base de su vida, un faro que la guió a través de las tormentas de la vida. Fue una mujer de oración, siempre dispuesta a prestar un oído atento y una palabra de consuelo a los necesitados. Su fe fue una inspiración para todos los que la conocieron, un testimonio de su confianza inquebrantable en el Señor.

A Olga le encantaba pasar tiempo con su familia y amigos, apreciando cada momento que pasaba en su compañía. Tenía la habilidad de hacer que las personas se sintieran especiales, recordadas y amadas. Extrañaremos profundamente su risa contagiosa y sus cálidas sonrisas, pero su espíritu vivirá en los corazones de todos los que la conocieron.

Hoy nos despedimos de una esposa amorosa, una madre devota, una amiga fiel y una mujer de fe. Olga Licea Sánchez fue una mujer de gracia y dignidad, una mujer cuya vida fue un testimonio de las virtudes del amor, la fe y la consideración. Mientras lamentamos su fallecimiento, también celebremos su vida, recordando el amor que compartió, las vidas que tocó y la fe que vivió. Bendita sea su memoria. Entre nosotros Amén

Blessed are those who mourn, for they shall be comforted. Today, we gather in unified sorrow and shared admiration to celebrate the life of a beloved woman, Mrs. Olga Licea Sanchez, who ascended to Heaven's gates on July 21, 2023. Born on September 15, 1973, in the lively heart of Mexico City, Mexico, Olga's journey of life came to a peaceful end in Lufkin, Texas, after a valiant battle with cancer.

Olga was a beacon of love and faith, a woman of strength whose spirit was as vibrant as the gardens she loved to tend. Her life was a testament to the virtues of love, faith, and thoughtfulness. The seeds of her kindness, just like the seeds in her garden, bloomed and spread, touching the lives of all who knew her.

She was a devoted wife to her beloved husband, Alejandro Aguilar, and a loving mother to her children, Alejandra, Irvin, Alex, and Alexis. Her family was her pride and joy, her sanctuary of love and warmth. She nurtured them with the same tenderness that she nurtured her garden, instilling in them her values of love, faith, and thoughtfulness.

Olga was a stay-at-home mother and supported her husband at work, a role she embraced with joy and grace. She found fulfillment in raising her children, guiding them through life's ups and downs with patience and love. Her home was a haven of warmth and love, a testimony to her caring nature and nurturing spirit.

A faithful servant of the Lord, Olga was an active member of her Church. Her faith was the foundation of her life, a beacon that guided her through life's storms. She was a woman of prayer, always ready to lend a listening ear and a comforting word to those in need. Her faith was an inspiration to all who knew her, a testament to her unwavering trust in the Lord.

Olga loved spending time with family and friends, cherishing every moment spent in their company. She had a knack for making people feel special, remembered, and loved. Her infectious laughter and warm smiles will be deeply missed, but her spirit will live on in the hearts of all who knew her.

Today, we say goodbye to a loving wife, a devoted mother, a faithful friend, and a woman of faith. Olga Licea Sanchez was a woman of grace and dignity, a woman whose life was a testament to the virtues of love, faith, and thoughtfulness. As we mourn her passing, let us also celebrate her life, remembering the love she shared, the lives she touched, and the faith she lived. Blessed be her memory. Amen.